Ex-alumnos del Colegio Adolfo Alsina

Me siento “sapo de otro pozo” siendo la única alsinista que no hizo su primario en el querido colegio, y sí un mini secundario que me sirvió muchísimo para comenzar a trabajar en una oficina a los quince años y once meses, cambiando de empresas hasta poder llegar hasta mi actual situación de jubilada.
De mis tres años como alumna recuerdo cuando la señora Susana se paraba a mi lado mientras practicaba
dactilografía, admirando la velocidad que me había dado el estudiar piano desde los seis años; cuando las señoritas Ester y Vilma en mis clases de taquigrafía, me dictaban algunas pequeñas historias
cómicas que leían desde las viejas Selecciones del RD: ellas se reían al llegar al final de la anécdota pero yo por pensar en los “ganchitos”, no lo había entendido; las clases de contabilidad con la señorita Ofelia eran las más difíciles, pero me esmeré tanto que el curso lo terminé un año antes de lo establecido.
Al recibirme pasé algunos meses “repasando”, pero en realidad mi sueño era el de quedarme a trabajar en la secretaría junto a ellas, por suerte no lo cumplí y pasé a hacerlo en otras empresas, escalando puestos, mientras tomaba diferentes cursos de lo que luego sería mi gran pasión la cibernética,
en estos momentos eso me hace correr con algo de ventaja entre mis amistades contemporáneas.