viernes, 28 de septiembre de 2007

Parábola del caballo

Un campesino poseía algunos caballos que utilizaba en los trabajos de su pequeña hacienda. Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los animales había caído en un viejo pozo abandonado. El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente y evaluó la situación, asegurándose que el caballo no se había lastimado. El pozo era profundo, y sería extremadamente difícil, por no decir imposible, sacar de allí al animal. Las dificultades, el tiempo, y el precio en salarios necesarios para rescatarlo del pozo le hicieron pensar que no valía la pena intentarlo, por lo cual decidió sacrificar al caballo. Ordenó, pues, a sus peones que lanzaran tierra dentro del pozo, hasta cubrir al animal. Pero cuando comenzaron la tarea, los peones se dieron cuenta que a medida que la tierra caía sobre el lomo del caballo, éste se sacudía, la tierra se iba acumulando en el fondo del pozo, y el animal subía poco a poco. Siguieron entonces paleando tierra, hasta que el caballo consiguió salir. De modo que: Si estás “allá abajo”, sintiéndote poco valorado, y ves cómo los demás lanzan sobre ti paladas de incomprensión y falta de apoyo, no aceptes esa tierra. Sacúdetela y sube sobre ella, cuanto mas te tiren, más irás subiendo, hasta ocupar el lugar que te corresponde.

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